Muchas personas asumieron que la mejor forma de tratar a sus mascotas cuando mueren es la cremación. Seguramente, les pareció mucho menos cruel incinerarlas que ponerlas en una bolsa y esperar que el camión de la basura las lleve a un botadero de desechos.
Sin embargo, algunos actores de la industria de la cremación de mascotas, han desarrollado prácticas que son incompatibles con el dolor de las personas que han sido tutores y familia de las mascotas, pero también, son irrespetuosas de las mascotas fallecidas y del medio ambiente.
A continuación, hacemos 4 alertas sobre esas prácticas y unas sugerencias para cuidar de nosotros y de nuestras mascotas cuando llega ese duro momento.
Primera: Pedir información sobre si su mascota será incinerada de forma individual o colectiva.
La mayor parte de crematorios hacen quemas colectivas para abaratar sus costos; y, las cenizas de todas las mascotas cremadas se mezclan. Finalmente, el tutor de la mascota recibe un poco de esa mezcla de cenizas, pero no recibe las cenizas de su mascota.
Segunda: Verificar con fotos o vídeos que el proceso de cremación efectivamente se haya realizado.
Lastimosamente, algunos crematorios entregan a los tutores maceteros con pequeñas plantas, en los que supuestamente están una parte de las cenizas de la mascota, pero la tierra del macetero ya está muy firme, lo cual indica que esos maceteros fueron preparados muchos días antes, por lo que es poco probable que contengan las cenizas de la mascota supuestamente recién incinerada.
También existe la posibilidad de que la cremación nunca se realice y la mascota sea arrojada a la basura.
Tercera: Asegúrese de que la mayor parte de las cenizas de su mascota no acaben en el bote de la basura.
Cuando el cuerpo de una mascota es incinerado su peso se reduce aproximadamente al 8 % de su peso inicial. Es decir que, una mascota de 10 kilos se convertirá aproximadamente en 800 gramos de cenizas. Generalmente, los crematorios ponen en el fondo de los maceteros que entregan a los tutores de las mascotas apenas 2 o 3 gramos de cenizas, porque el alto PH de estos residuos mataría a la planta si se ponen en más cantidad o si se mezclan con la tierra del macetero.
Esto quiere decir que, más del 99% de las cenizas de las mascotas cremadas van a parar a la basura, esto equivale a decir que el 99 % del cuerpo de las mascotas que tanto quisimos van a la basura, que era precisamente lo que queríamos evitar al contratar la cremación.
Cuarta: Asegurarse que el crematorio proporcione información sobre el impacto ambiental que tiene el proceso de cremación.
Los tutores de las mascotas deberían verificar la existencia de los hornos de cremación, y conocer la cantidad de combustible que emplean, si tienen los filtros de depuración de aire, así como las autorizaciones ambientales para prestar este servicio.
Muchas personas que han optado en el pasado por el servicio de cremación, no saben los impactos ambientales de la incineración de mascotas.
Frente a los problemas que puede implicar la cremación de una mascota, se han abierto en el país cementerios ecológicos de mascotas (https://petmemorialforest.ec/) que permiten devolver a la tierra los cuerpos de nuestros peluditos, sembrar y ver crecer un árbol en su memoria haciendo que su vida genere vida, evitando que se contamine el ambiente y contribuyendo a la reforestación, hasta crear bosques memoriales.
Los cementerios ecológicos de mascotas son, sin duda, la forma más natural, digna y amorosa de devolver a nuestras mascotas al vientre de la naturaleza y de recordarlas, siempre vivas, en la forma de un árbol.
2 comentarios
Jamás hubiese imaginado lo que hay detrás de los crematorios. Ojalá hubiese más difusión para que todos tomemos buenas decisiones en los momentos más difíciles.
Estimada Yolanda:
Gracias por su comentario. Trataremos de difundir lo más posible esta información.
Un abrazo.